Juguetes buenos y bellos de madera, algodón y lana – sin plástico

Los materiales naturales responden a las expectativas biológicas que cada niño trae en sí al nacer con estrecha relación al sentido del tacto. Nuestro cerebro espera tocar la piel de nuestra mamá para mantener la temperatura, regular el ritmo cardíaco, alimentarse, subsistir, sentir afecto, conectar amorosamente con ese vínculo que 9 meses antes empezó en el interior del seno materno.

El tacto es el sentido que nos permite comenzar a reconocernos y reconocer el mundo , experimentando todo aquello que nos rodea (materiales naturales, árboles, piedras, tierra…desde luego, esto excluye al plástico  por sus componentes transformados por el hombre y tóxicos para el planeta).

El tacto tiene fundamental importancia durante la primera infancia, ya que es el que permite  que el niño perciba su cuerpo, el límite de su cuerpo, se reconozca como individuo y pueda comenzar a generar empatía hacia los otros, comprendiendo lo que puede y no puede hacer, hasta dónde puede llegar, cómo cuidar su cuerpo, mente y espíritu.

Cuando el sentido del tacto es sanamente desarrollado a través de vínculos cariñosos y en contacto con materiales nobles, esa percepción de límite y empatía se aprende e internaliza sin violencia, sin fuerza.

Un niño que crece sin violencia, deviene en un adulto más fraterno y pacífico que buscará a su vez construir relaciones que vayan en línea con estos valores, generando un efecto derrame a nivel social.

Si más y más niños crecen con un sentido del tacto correcta y amorosamente desarrollados, el impacto y la huella de amor que esta generación (y las que sigan) deje en el mundo, será valiosísima.

 

La importancia de los materiales

"Sé que hoy en día es impensable considerar una vida sin plástico, es práctico, barato y se adapta a casi cualquier uso. No podemos tampoco permitirnos procurar ser tan naturales que todo lo tengamos de madera, nuestros bosques tampoco lo resistirían, pero conviene saber que para un niño/a, el plástico no es necesario.

El plástico no genera vibraciones, ni positivas ni negativas, simplemente es un material frío e inerte que provoca un vacío oprimente, una impresión que aunque la procesemos de manera inconsciente, sigue teniendo su efecto. Es como si esperamos oír sonar las cuerdas de un arpa y no se oyera nada.

Algunos autores afirman que si a un niño le damos sólo, o casi siempre, juguetes de plástico y le obligamos a vestir con fibras artificiales, estamos preparándolo para un trastorno del sentido del tacto. Algo que puede derivar en niños inseguros, tristes o temerosos, con dificultades de adaptación social,…

Por eso en la pedagogía waldorf se da mucha importancia a que los niños tengan sobradas oportunidades de desarrollar intensamente su sentido del tacto estando en contacto con materiales y sustancias nobles, vivas, naturales."

Texto extraído de la nota Por qué es tan importante el sentido del tacto en la pedagogía waldorf del blog De Mi Casa al mundo. Seguir leyendo...

 

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